Psicología

La Psicología se dedica al estudio, valoración e intervención global de todas las áreas del desarrollo del niño/a, desde el nacimiento hasta la adolescencia, teniendo en cuenta aspectos de carácter físico, cognitivo, perceptivo, afectivo, conductual y de la comunicación.

Para ello utiliza diferentes pruebas estandarizadas y herramientas psicométricas para establecer un punto de partida y planificar un programa de intervención individual, adaptado y específico para cada niño/a.

Los psicólogos se encargan de entender y explicar el desarrollo y el comportamiento del menor; para ello emplean terapias, tanto individuales como colectivas englobando al niño/a, a su familia y al entorno que les rodea, lo que ayudará a diagnosticar y tratar problemas sociales, emocionales, afectivos y de aprendizaje, que puedan presentarse en el niño.

La psicoterapia en edades tempranas tiene como objetivo principal mejorar e incrementar la funcionalidad del niño/a en todos sus contextos. Para ello, se potencian y favorecen las capacidades cognitivas (atención, memoria, razonamiento, funciones ejecutivas, etc.) y se desarrollan los aspectos socioemocionales y conductuales imprescindibles en el día a día (dificultades sociales, baja autoestima, conductas disruptivas, etc.).

Es un trastorno del neurodesarrollo cuyo funcionamiento intelectual se encuentra situado significativamente por debajo del promedio, está presente desde el nacimiento o la primera infancia y que causa limitaciones para llevar a cabo las actividades normales de la vida diaria.

  • Discapacidad intelectual (Trastorno del desarrollo intelectual). Los niños y adolescentes con discapacidad intelectual tienen dificultades considerables tanto en el funcionamiento intelectual (por ejemplo, comunicación, aprendizaje, resolver problemas) como en la conducta de adaptación (por ejemplo, destrezas sociales cotidianas, rutinas, higiene), estas dificultades pueden ser leves o más graves. 
  • Retraso global del desarrollo. El retraso global del desarrollo se define como el retraso en 2 o más de las áreas del desarrollo, dentro de las que se encuentran: motor fino y grueso; lenguaje y habla; funciones cognitivas; desarrollo personal social y actividades de la vida diaria.

Se define como un problema de procesamiento de información que impide que una persona aprenda una habilidad y la utilice eficazmente.

  • Disgrafía. La disgrafía afecta a la capacidad de expresarse por escrito. Es un trastorno que afecta al desarrollo y la adquisición de la habilidad escritora de las personas, provocando, sobretodo, dificultades en las escrituras libres, en los dictados y en el copiado de un texto ya escrito.
  • Discalculia. Es un trastorno de aprendizaje en matemáticas puede causar problemas para comprender cómo funcionan los números y cómo se relacionan entre sí, calcular problemas matemáticos, memorizar cálculos básicos, usar símbolos matemáticos, comprender los problemas expresados con palabras, organizar y registrar información mientras se resuelve un problema de matemáticas.
  • Dislexia. La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, que se da en niños que no presentan ningún retraso físico, psíquico ni sociocultural y cuyo origen parece derivar de una alteración del neurodesarrollo.

El término Trastorno del espectro autista hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan al neurodesarrollo y al funcionamiento cerebral, dando lugar a dificultades en la comunicación e interacción social, así como en la flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Los niños con este trastorno tienen problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación. Es posible que repitan determinados comportamientos o que no quieran cambios en sus actividades diarias. Anteriormente este trastorno se diferenciaba en los siguientes tipos:

  • Autismo (TEA)
  • Asperger/ Alto funcionamiento
  • Trastorno generalizado del desarrollo (TGD)
  • Trastorno multisistémico

 

Es un trastorno que se caracteriza principalmente por síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad. Este tipo de trastorno se define como es una alteración de la función ejecutiva, término que engloba muchas capacidades (atención, memoria, etc.) necesarias para realizar tareas fundamentales en el funcionamiento cotidiano.

Se caracteriza por comportamientos antisociales que violan los derechos de otros y los estándares y reglas sociales apropiados a la edad.

  • Trastorno de la conducta. Son manifestaciones conductuales disruptivas que suponen un gran problema para el niño o niña o su entorno debido a su peligrosidad, frecuencia, intensidad, además de generar un gran malestar y consecuencias negativas.
  • Trastorno negativista desafiante. Es un patrón de comportamiento desafiante hacia las figuras de autoridad, junto con discusiones, negativa a cumplir sus responsabilidades y enfados con otros niños o con los adultos.

Son trastornos en los que se provocan alteraciones emocionales debido a estados transitorios de situaciones percibidas por los individuos como amenazantes o de peligro

  • Trastorno de pánico. Los niños con trastorno de pánico tienen ataques repentinos de ansiedad que vienen acompañados de intensos sentimientos de pavor y síntomas físicos que pueden sentirse como un ataque al corazón. 
  • Trastorno por ansiedad generalizada. Se caracteriza por una ansiedad y preocupación excesivas y descontroladas que se presentan la mayor parte de los días y durante al menos varias semanas seguidas. 
  • Fobia específica. Los niños/adolescentes pueden manifestar miedo persistente o recurrente, evolutivamente en una fase apropiada, pero en un grado anormal y asociado a deterioro funcional significativo. 
  • Trastorno de ansiedad por separación. Consiste en una ansiedad excesiva cuando el niño tiene que separarse de sus padres o de las figuras vinculares principales. 
  • Mutismo selectivo. Se produce cuando el niño deja de hablar con algunas personas, en determinados contextos o situaciones sociales, como en el colegio o cuando hay reuniones con personas desconocidas.
  • Trastorno de apego reactivo. Los niños con trastorno de apego reactivo forman el vínculo estrecho que se desarrolla normalmente entre un niño y sus cuidadores. Los niños con trastorno de apego reactivo parecen tristes, temerosos o irritables y les cuesta interactuar con los demás.
  • Trastorno de estrés postraumático. Es una afección mental desencadenada por un trauma. A un niño o adolescente se le puede diagnosticar un trastorno de estrés postraumático si ha experimentado un trauma y sus síntomas de estrés son graves y duran mucho tiempo después de que haya concluido el suceso traumático.
  • Trastornos adaptativos.  Los trastornos de adaptación son afecciones relacionadas con el estrés. Al sufrir estrés se puede provocar problemas significativos en las relaciones, el trabajo o la escuela.

Los trastornos del sueño se presentan cuando el niño tiene dificultades para irse a dormir. También puede incluir pequeños episodios de sueño o interrupciones del sueño. 

  • Pesadillas. Episodios de sueños desagradables que ocurren en repetidas ocasiones, que implican evitar una amena o peligro. Se recuerdan una vez despertados y causan un malestar en la vida diaria. 
  • Terrores nocturnos. Episodios recurrentes de despertar incompleto del sueño de una forma brusca con terror. No se recuerdan una vez despertados y causan malestar significativo en la vida diaria. 
  • Sonambulismo. Episodios repetidos en los que el niño/adolescente se levanta de la cama y camina durante el sueño. Tras despertar no son conscientes de dicho episodio. 

 

 El control de esfínteres es un proceso de maduración y aprendizaje del control de la micción y la defecación (es decir, aprender a hacer el “pipí” y la “caca”), que tiene lugar durante la infancia.

  • Enuresis. Es la frecuente emisión involuntaria de orina en la cama o en la ropa en niños que ya tienen la madurez suficiente como para haber aprendido a controlarla. 
  • Encopresis. Es la defecación involuntaria que sobreviene en niños mayores de 2 años, que no presentan ningún compromiso evidente del sistema nervioso u otra afección orgánica.

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